Mi participación en Índigo Carmín fue inesperada y a tropezones, lo decidí una semana antes por que en el Colectivo Meraki había sacado apenas suficiente para pagar este espacio así que decidí invertir ese dinero en estar aquí ¡Y gracias a las estrellas que lo hice!
Índigo Carmín se siente como la casa a la que necesitaba llegar y no lo sabía, hubo musica tranquila, todos los vendedores tenían una energía super relajada y amigable, tratandonos entre todos como si nos conociesemos de años, las personas que aparecían para comprar estaban muy interesadas en los proyectos, me di el tiempo de checar las mesas alrededor he incluso yo me compré algunas piezas. En el interior estaban exponiendo obra de algunos artistas, entre ellos unas cerámicas así como unas acuarelas de Randú y Tania Raptor de un bichitos super bonitos y delicados, eran una piezas muy bellas que si no fuese por que tenía que volver a salir para cuidar mi changarro me hubiese quedado observando por horas.
En Índigo Carmín todo está mas que excelente, quizá mi única queja sería su ubicación, esta un poco perdido en ningun lugar, si no sabes llegar, es facil perderse y pues, no cualquiera decide tomar dos taxis para ir hasta allá solo para ver que encuentra... Ojalá que si lo hicieran, es un estudio belllisimo, desde visualmente con todos estos adornitos en las paredes dispuestos casi como museo hasta la vibra de amabilidad y aire hogareño que porta con orgullo.
Sin duda cuando pusieron el lema "mi casa tu casa" es por que en verdad se sentía de ese modo.
Para siempre agradecida con Índigo Carmín Estudio por darme hogar unas horas, a mi y a mis cachibaches.
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